Aproximadamente del tamaño de un arándano, la cápsula contiene una pequeña aguja hecha de insulina comprimida, que se inyecta después de que la cápsula llega al estómago.
En pruebas en animales, los científicos demostraron que podían administrar suficiente insulina para reducir el azúcar en la sangre a niveles comparables a los producidos por las inyecciones suministradas a través de la piel. También demostraron que el dispositivo se puede adaptar para administrar otros fármacos proteicos.
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