martes, 25 de septiembre de 2018

La sociedad dominicana perdió capacidad de orientar a los menores descarrilados


Hubo días del ayer, no tanto en el tiempo como en el carácter de los dominicanos, durante los cuales se afirmaba de los vecinos, que eran nuestros hermanos. ¿Quién es tu hermano?, afirmaba tajante, no tanto preguntaba el antiquísimo aforismo, Y quien lo pronunciaba decía, por igual enfático, ¡tu vecino más cercano!

Esos tiempos quedaron muy atrás en las conductas del país. Por esos tiempos, el vecino tenía autorización plena para regañar a los muchachos del vecindario; más aún, podía aplicar castigos en nombre de los padres en ausencia.

En cambio, hoy, todos negamos al vecino autoridad alguna para vocear con sentenciosa expresión, a nuestros hijos.

He recordado unos vecinos de la niñez, a la familia Vidal-Dahuajre. 

Mi madre regañó más de una vez sobre todo a Anisito, adulto ya el reconocido cardiólogo a destiempo fallecido. Doña Victoria, la madre vecina, por igual reclamó con adusta expresión a mi hermano Antonio. A él, por cierto, guardaba doña Victoria, comida árabe criollizada, sobre todo quipes.

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