A la joven madre le había sido diagnosticada una malformación arteriovenosa y se le indicó radioterapia. Cuando estaba a punto de iniciar el tratamiento, quedó embarazada, y debido al riesgo de dañar al feto renunció a someterse al tramiento prescrito.
El pasado 23 de julio, cuando estaba en su 32.º semana de embarazo (octavo mes), sufrió un hemorragia cerebral y cayó en coma. Al día siguiente los médicos tomaron la decisión de extraer al bebé y le practicaron de urgencia una cesárea.
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