A simple vista puede pasar como un señor normal, con todas sus facultades mentales, pero el destino apostó en su contra, ya que a la corta edad de tres años sufrió de Polio y sus piernas quedaron inhabilitadas, convirtiéndolo en un excluido social.
“Cuando tenía tres años me dio polio y debido a esto no pude asistir a la escuela, además nadie me empleó por mi falta de movilidad, a la gente no les gustan los empleados que den muchos problemas, mi condición y la falta de oportunidades me trajeron hacia donde estoy”, indicó con rostro compungido.
Este hombre lleva trece años pidiendo en el mismo lugar, y tiene que pagar en la casa que ocupa un alquiler de RD$3,000 cada mes. Su único sustento es la caridad de todo el que pasa por la esquina de la tienda y se agacha para depositar una limosna en su jarrito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario